Obsesiones

Como todos, tengo ciertas obsesiones. Que pueda vivir con ellas es otro tema, a menudo envidiado, a menudo ignorado, a menudo de pollo (?).
Al poner las monedas en el colectivo, siempre tengo que poner las monedas en orden, de menor valor a mayor valor. No tiene sentido, si tengo un puñado sin revisar y voy poniendo de mayor a menor, es posible que no llegue a poner todas las monedas. Bueno yo hago al reves, y siempre termino poniendo una de 50 centavos cuando me faltaba pagar 10.
No puedo escuchar el pip del microondas, siempre lo tengo que abrir antes. No es de ansiosa, solo me molesta el anuncio, es como una campanita sacudida por un mayordomo, que dice LA MESA ESTÁ SERVIDA y es como si el microondas se quedara con todo el mérito de la comida. YO cociné o compré, vos calentaste la comida nada más, no alardees.
Los medios de transporte. Siempre me despiertan sensaciones. Razonamientos, ideas... tengo una especie de fijación con eso. De hecho, en este mismo texto la primer obsesión que menciono es relativa a ello.
El teléfono. No puedo dejarlo que suene mucho. Siento que si suena mucho, cuando yo atienda la otra persona va a estar fastidiada por lo mucho que sonó y me va a maltratar. Obviamente, cuando yo llamo no puedo dejar tampoco que suene mucho. Al tercer RING (o en mi caso al ser la que llama, al tercer TUU), corto. Corto y llamo de nuevo. Si, super goma, pero hay gente que sale de caza o de pesca por diversión, sin considerar que está matando innecesariamente seres vivos, a mi me tocó ser goma con el teléfono y es menos grave, supongo.
Mido cualquier cantidad de dinero en cuántas películas haría, lo cual es completamente absurdo, porque para hacer una película no hay ningún tipo de coste estandar que haga que la medición sea correcta. Quizás deba empezar a medir el dinero en ALTOS GUISOS.
Tengo obsesiones mas esporádicas. Una de ellas es acomodar la ropa. Cada tanto, me desespero porque esté todo en orden, apilado y enfilado. Cuando pasa la locura del orden, es todo una bola homogénea de tela encastrada en un estante, a veces mezclada con revistas y objetos varios.
La comida. Hay veces que me cuido sobremanera, pero hay veces que me obsesiono con empanadas de determinado lugar, y las como ininterrumpidamente hasta que el que se obsesiona (pero con el rechazo) es mi estómago y no me deja ni olerlas. Mi máxima obsesión llevó unos 6 años, durante los cuales no comí carne. De más está decir que estoy en el extremo opuesto de esa obsesión, naufragando en una cruel obsesión por el asado.
Y tengo también una obsesión esporádica por este blog. Puedo escribir tres entradas por día (contando como entradas la subida de fotos, etc.) durante algunos días. Después el caudal emocional disminuye y no escribo una mierda por varios meses. Pero no es nada que desequilibre el universo, simplemente estoy entretenida con alguna obsesión nueva.

1 comentarios:

Publicar un comentario